Punto de vitrificación

El punto de vitrificación marca una etapa crítica en la cocción de la cerámica, en la que los componentes de la pasta (arcillas, feldespatos, sílices, entre otros) comienzan a fundirse y unirse entre sí hasta conformar una matriz vítrea continua. En este proceso, la pieza deja de ser porosa y adquiere características como mayor dureza, estabilidad estructural y resistencia a la filtración de líquidos. El rango de temperatura a la que se produce este cambio depende de la composición de la pasta y del tipo de cerámica que se busca producir, ya que las distintas familias (loza, gres, porcelana) presentan temperaturas de vitrificación específicas. Además, la forma y el tamaño de las piezas, así como la atmósfera y el tiempo de meseta en el horno, pueden influir en cómo y cuándo se alcanza este punto. Controlar con exactitud la fase de vitrificación es esencial para obtener productos finales con las propiedades físicas y estéticas deseadas. Antes de la domesticación sistemática de la temperatura en los hornos, algunas culturas empleaban señales sutiles, como el color del fuego o la deformación de conos cerámicos, para intuir el grado de vitrificación. Estos métodos empíricos se transmitían de maestro a aprendiz, constituyendo parte del saber tradicional en diversas regiones.

Dato interesante

Durante la Edad Media, los alfareros europeos descubrieron accidentalmente cómo controlarlo mientras experimentaban con nuevas mezclas de arcilla y temperaturas de cocción. Este avance permitió la creación de piezas más duraderas y resistentes al agua, lo que revolucionó la fabricación de utensilios cerámicos y contribuyó al desarrollo de la loza vidriada, fundamental para el almacenamiento seguro de alimentos y líquidos.

Consejo útil

Documenta las curvas de cocción y los resultados obtenidos en cada horneada. Con esta información, podrás afinar la temperatura y el tiempo necesarios para lograr la vitrificación exacta, reduciendo pérdidas y defectos en la producción.